Friday, December 26, 2014

Una breve reflexión sobre el Complejo Mesiánico Político Panameño




Ha culminado la navidad 2014, y con ella, la celebración del nacimiento del Mesías Cristiano. A propósito de eso y con todos los escándalos relacionados a la "asistencia social" en bonos navideños dada por los diputados de la Asamblea Nacional, no hay mejor momento que ahora para meditar sobre lo que he bautizado el Complejo Mesiánico Político Panameño.

Pero antes, quiero hacer un par de salvedades. Primero, voy a estar hablando de historia en los siguientes párrafos, y aunque creo que manejo bastante bien los temas que voy a mencionar, pido disculpas de antemano si cometo algún error, y los exhorto a comentármelo. Segundo, estoy seguro de que algunas cosas que escribiré a continuación serán controversiales para algunos y eso está bien; solo lean con cuidado (críticamente) antes de acusarme de algo que en realidad no he dicho o sugerido.

¿Qué es el Complejo Mesiánico Político Panameño? Es una autoapreciación sumamente positiva del político panameño en la cual él se entiende a sí mismo como un líder, un héroe y un salvador de la gente pobre y desamparada de su corregimiento, distrito, provincia y país; un mesías.



Los políticos de nuestro istmo padecen este mal en masa y por lo tanto son incapaces de ver el serio problema con esta mentalidad. Esta situación no nos debería sorprender porque el hecho es que esa es la formación que se le da a los políticos de nuestro país. Además, ese es el ejemplo político que tienen en las dos figuras de la historia panameña reciente que más se asemejan a la ficción del Complejo Mesiánico Político Panameño: el Doctor Arnulfo Arias Madrid y el General Omar Torrijos Herrera.

A pesar de que estos días es común hacer la asociación errónea del Panameñismo y su difunto Patriarca con la Derecha política, el hecho es que el legado gubernamental del Doctor Arias es Socialista (Socialista Nacionalista para ser exacto, pero la distinción no hace mucha diferencia en nuestro país) y muchos políticos y partidos que han tomado inspiración de este caudillo han seguido esa linea. No creo que me haga falta mencionar que el régimen dictatorial del General Omar Torrijos también fue eminentemente Socialista (y populista, pero nuevamente la distinción no significa mucho en nuestro istmo) y nuevamente, todos los que fueron inspirados por este caudillo han mantenido esa línea.






















Necesito hacer una segunda pausa para referirlos a la definición de la RAE de Socialismo porque sospecho que algunos están confundidos pensando en Marx y el FAD. Socialismo se refiere a un sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes. Es popular asumir que la versión más extrema (o la versión más holística para que no suene tan negativo) es el único tipo de socialismo que hay, pero la realidad es que, como muchas otras cosas en el mundo, el socialismo opera en una gradiente; lo que decide si un político es socialista es la manera de pensar que informa sus decisiones gubernamentales.

Retornando a nuestro tema original, el hecho es que la ideología socialista es fácil de pervertir frente a la necesidad de las masas. Lo que comienza como una ideología de trabajo en grupo masivo para llegar juntos a un mejor futuro, rápidamente se transforma en caridad masiva del gobierno hacia el Estado, y esto es antes de complicar las cosas más con elecciones y campañas electorales. Tenemos en Panamá una tradición de políticos bien intencionados (por pensar lo mejor de las personas que se meten a la política) que por querer mejorar las cosas para sus electores de la forma más rápida, más eficiente y más clara posible, optan por hacer caridad y asistencia social desde su privilegiada posición gubernamental. Pero, no comprenden que hay un trecho enorme entre cuando un individuo o un grupo de individuos hace caridad, y cuando un gobierno hace caridad: La Voluntad. Es cierto que la voluntad del político es dar asistencia social, pero al hacerlo ignora la voluntad de todos esos contribuyentes al Tesoro Nacional del cual saldrán los fondos para hacer esa asistencia social.

Pero el Complejo Mesiánico Político Panameño es contagioso y todos sabemos que nuestro orgullo y nuestra autoestima crecen enormemente cuando damos algo y esto hace feliz al que lo recibe. Ahora imagínense ser un político y tener esa experiencia de forma masiva.

Pues tengo una mala noticia para todos los políticos actuales y futuros: trabajar para el Estado no es una cosa bella. El político ideal es un mártir. Es un diseñador ingenioso que reorganiza sistemas, tanto macro como micro, dependiendo de la función que ejerza, para hacer un mejor porvenir para todos los miembros del Estado. Es un futurista que toma decisiones poco populares y desagradables en el momento que rendirán fruto mucho después. En muchas maneras Jesús, el mesías del Cristianismo, es el político ideal.

Con ese último pensamiento entonces los insto a todos a criticar fervientemente a nuestros políticos, para que pierdan ese Complejo Mesiánico Político Panameño, e insistir en recordarle a todos ellos que ocupan esos puestos para sufrir y ser mártires, igual que Cristo lo hizo en su momento, en servicio a un mejor mañana.



Los espero aquí en un par de días con algo menos politico-religioso y diferente. 

Sunday, December 14, 2014

La Crítica y la Percepción: el Problema de nuestra Generación



Soy de la opinión que antes de emprender un viaje, una lucha, una batalla, una cruzada, etc... es prudente detenerse un momento y considerar qué es lo que se está apunto de hacer. Una reflexión como esta es de mutuo beneficio para mí como para ustedes los lectores; servirá de punto de referencia para todo lo que hagamos desde este momento en adelante en este Blog y, con suerte, tendremos un poco más de claridad con respecto a lo que nos enfrentamos.


Yo creo fervientemente que la Crítica es la clave para el desarrollo de las personas y la cultura, pero no estoy bajo ninguna ilusión que todo el mundo comparte mi manera de pensar.


La palabra Crítica, y todas sus derivaciones, está inundada con connotaciones negativas. Cuando oyes que alguien "criticó" algo, las primeras ideas que vienen a la mente son que el "crítico" es una persona amargada, que solo ve lo negativo, que solo sabe quejarse, y/o que se toma las cosas muy en serio. Esta es la percepción que tiene la gran mayoría de las personas sobre la Crítica. No está mal tener esta percepción; está mal olvidar que esto es una percepción.


Las percepciones son enteramente subjetivas.


Percepción se deriva del verbo percibir, el cual se refiere a la manera que comprendemos o conocemos algo. El ser humano percibe su entorno, pero lo que percibe no siempre coincide con la realidad. Regresando a nuestra discusión original, esto significa que la percepción típica del crítico no coincide con lo que realmente significa ser un crítico (Técnicamente significa que la percepción típica del crítico no coincide NECESARIAMENTE con lo que realmente significa ser un crítico, pero este no es el momento de dar un clase de Lógica para explicar por qué mi conclusión sigue siendo correcta). Qué significa ser un crítico entonces?


Criticar significa analizar.


El crítico es la persona que analiza minuciosamente el objeto de su crítica con los siguientes objetivos:


1. Comprender cómo funciona, o por qué el objeto de su crítica es como es
2. Juzgar la efectividad del objeto de su crítica
3. Deliberar sobre el valor, positivo o negativo, del objeto de su crítica


Quiero pensar que nadie tiene un problema con esos tres objetivos. Por qué hay una percepción tan negativa de la Critica entonces? Tan negativa, de hecho, que cuando nos vemos forzados a usarla en el ámbito profesional coloreamos la palabra y la llamamos "crítica constructiva" para ameliorar las connotaciones negativas. Tengo una teoría, y nuevamente involucra las problemáticas percepciones.


Percibimos la Crítica de forma negativa porque es capaz de deshacer algo que llenamos de nuestras emociones y nuestro orgullo: nuestras ideas.


Cada vez que decimos lo que pensamos estamos poniendo nuestro orgullo en juego. Que tanto o que tan poquito se pone en juego depende de muchos factores, pero el hecho es que eso significa que si alguien llega y nos contradice, o peor, demuestra que lo que pensamos está equivocado, en efecto han tomado un pedazo de nuestro orgullo y lo han desintegrado. El internet exponencia este problema. Cuando decimos lo que pensamos en Facebook (o Twitter, o Instagram, etc...) lo hacemos frente a una audiencia cuyas dimensiones desconocemos, pero que invariablemente percibimos como masiva.


No es cualquiera el que sabe lidiar con la humillación pública, o más específicamente, con la percepción de haber sido humillado públicamente.


Hace un momento establecí que cada vez que decimos lo que pensamos ponemos nuestro orgullo en juego. Sin embargo, eso no significa que nuestra audiencia lo perciba. De manera menos elocuente, muchas veces a nuestros conocidos no les importa o les interesa si nos equivocamos públicamente o no. Pero la percepción que tienen muchos no es esa. Es por esta percepción de haber sido ridiculizado públicamente que muchos se ponen defensivos y violentos verbalmente: en su cabeza su estatus social está en juego.


Esto no me sorprende ni debería sorprender a nadie. En la escuela se ocupan tanto poniéndonos a memorizar y regurgitar la información básica que todos debemos saber que se les olvida que es importante saber exponer ideas, saber defenderlas y, lo más importante de todo, saber cambiarlas. Exponer a la gente a la crítica y la discusión desde pequeños es la única forma de ameliorar la inversión emocional que le ponen a la exposicion de sus ideas.


Desgraciadamente esto no ocurrió en mi generación; quizás la generación que más necesita internalizar esto porque somos la generación de las redes sociales en las cuales todo lo que pensamos está expuesto a crítica de alguien más.


Nos guste o no, la Crítica es necesaria.


El siglo XXI es el comienzo de la era de la información. Todos estamos expuestos constantemente a hechos y opiniones; es necesario poder analizar esta información. Es solo analizando, solo criticando, toda la información a la que estamos expuestos cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo de nuestro mundo contemporáneo que lograremos crecer como personas y desarrollarnos como una cultura.