Entiendo por qué esa es una idea difícil de digerir. El hecho de que algo te gusta implica que has creado un apego emocional, grande o chico, a esa cosa. Los humanos tenemos esta impresionante capacidad de ignorar los defectos de algo mientras nos apegamos a este. El ejemplo estereotípico lo vemos en el amor de una madre a su hijo, pero no tiene que ser tan dramático; igual que nos apegamos a ciertas personas, nos apegamos a ciertos objetos. Es natural desenfundar espadas cuando nos parece que el objeto de nuestro afecto está en peligro, pero qué tal si respiramos un momento y usamos la lógica.
Vivimos en un mundo imperfecto. Esa no es una idea nueva; es la base de toda la filosofía de Platón. Si aceptamos esa premisa, la implicación es que hasta las más grandes obras de arte y entretenimiento tienen algo malo y por ahí podemos ir bajando en la escala. Por ende, podemos decir con seguridad que el hecho que algo nos guste no está ligado a su calidad objetiva. Speed Racer es una de mis películas favoritas, pero no voy a pretender que no tiene fallas, ni tampoco voy a decir que decidí que era una de mis películas favoritas después de que me senté en mi sofá, analicé cada detalle de la película y concluí que me gustaba porque tenía buena dirección, actuación, cinematografía, etc.
Me imagino a algunos de ustedes preparando sus objeciones: "Pero Alfredo, si todo es malo y lo único que cambia es que tan malo es algo, ¿no es una pérdida de tiempo hacer crítica?". Mi respuesta es sencilla: Solo porque no soy Daigo Umehara no significa que no puedo jugar Street Fighter y mejorar mi habilidad en ese juego. Que una meta sea inalcanzable no la hace menos digna de perseguir. Solo porque nada podrá ser 100% perfecto no significa que no podemos gradualmente acercarnos hasta quedar en 99.99999999... hasta el infinito.
Puntos extra si reconocen la película de donde viene esta imagen |
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