Sunday, October 11, 2015

Aquello que nos une a todos: Pensamientos sobre Caja 25

Hay cosas que marcan a una nación y se incrustan para siempre en la narrativa de ese pueblo. Para los Franceses es la toma de la Bastilla y la gran revolución que vino con ese evento. Para los Japoneses son la caida de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki y la destrucción masiva que trajeron. Para los panameños es el Canal, la maravilla de la ingenieria que dividio al continente para unir al mundo.



El canal es parte de la identidad de todos los panameños; aun los que nacimos después de las grandes luchas alrededor de esta obra. No tengo ninguna duda que todas los istmeños que viajan al extranjero hablan del canal por lo menos una vez con las personas que conocen afuera. Muchas veces parece que, más que nuestras cedulas y pasaportes y simbolos patrios, la historia continua del canal es la que distingue al panameño. Por eso es que nuestras artes lo evocan tanto; por eso nuestros cineastas parecen tan obsesivos con el tema.

Hay bastantes variedad en el cine panameño, pero una gran cantidad de nuestro cine está relacionado al canal. A este grupo ahora se le une el documental de Delfina Vidal y Mercedes Arias: Caja 25. Esta vez el escenario sigue siendo el mismo, pero los protagonistas son distintos. Caja 25 es la revitalización de las memorias de varios obreros que laboraron en la construcción original del Canal de Panamá de 1903 hasta 1913, recopiladas en 114 cartas olvidadas.

Sentado en la sala del cine me sentí como un paciente con amnesia que le están hablando de si mismo. La clase más baja del Panamá de principios del siglo XX es la que se desenvuelve en la pantalla y revela una riqueza narrativa humana muy inusual de las historias sobre el canal que usualmente se enfocan en los duelos políticos y los grandes empresarios de la época. Recuerdos jocosos, recuerdos dolorosos, recuerdos de bonanza y recuerdos de grandes injusticias que no sabia que formaban parte de nuestra identidad nacional.

Caja 25 me recuerda mi identidad panameña pero también me da una bofetada con su edición inconsistente. Hay tomas increibles y transiciones evocativas dignas de la envidia de cineastas de Hollywood. Pero también hay sonido sucio, camaras inquietas y espacio vacio que se pudo haber quedado en el cuarto de edición. Mi corazón quería que fuera una obra de arte, pero la realidad no alcanzó esos estandares. Sin embargo, es un intento loable de recordarle a una nación con amnesia quien es en realidad, y eso no se lo quita nadie.


Si están interesados en mis pensamientos de otra producción nacional reciente aqui les dejo el CRITICAL HIT Review de la controversial pelicula KENKE.




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